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lunes, 5 de mayo de 2014

Escapando de Venecia sin salir de la laguna, Burano y Torcello...





La Isla de Burano está a 45 minutos en vaporetto de Venecia, y es un mundo a parte. Para llegar tenemos que coger los vaporettos 12 o 14 desde Fundamente Nuove, estamos en el Canale delle Navi de Venecia. Olvidaros de grandes palacios, y de aglomeraciones de gente, aquí se respira tranquilidad, es otro estilo de vida. Las casas no superan casi nunca las dos plantas, las fachadas no están nada ornamentadas, tan sólo pintadas de alegres colores, casi todos pastel. La leyenda explica el porque de este colorido de verdes, azules, granates, ocres y beige, era una manera de que los marineros pudieran distinguir sus casas desde el mar. Burano está habitada desde el siglo XI, y ha sido la isla menos próspera de de todas, pero sí una de las más saludables para vivir. Al estar al norte de la laguna, y rodearla aguas profundas más cercanas al mar abierto, fue un lugar donde no llegó la malaria, ni las típicas enfermedades de las regiones pantanosas.
Desde siempre ha sido una comunidad de pescadores, y su época de máximo esplendor fue a mediados del siglo XVI, cuando se inventó el encaje de "punto in aria", hecho con aguja en lugar del bolillo, su elaboración tan laboriosa hizo que su precio fuera prohibitivo, ello hizo que los encajes se convirtieran en un símbolo distintivo de las grandes familias venecianas, que los usaban en sus vestidos y en la ropa de casa. 
La leyenda dice que el encaje nació cuando las mujeres de la isla quisieron imitar la corona de espuma de mar que una sirena regaló a la novia de un pescador fiel, que había resistido al canto de las sirenas.
En el siglo XVII, la moda del encaje se difundió de tal manera por la aristocracia europea que Burano se convirtió el principal centro de suministro. Cuando un comerciante francés quiso romper el monopolio instalando en Francia manufacturas de encaje, muchas artesanas de la isla fueron llevadas a París para enseñar su arte. A pesar de ello la isla consiguió ser el sitio de referencia para los encajes hasta la caída y decadencia de la República Veneciana, allá por el 1797. 

Ahora esta tradición se transmite de madres a hijas, es por ello que aún es tradicional que las mujeres se pongan en las puertas de sus casas, en grupos para hacer los encajes mientras van hablando. Si queréis comprar pasamenteries (que es como se conocen) tenéis que ir por la Vía Galuppi, la calle que rinde homenaje al hijo más celebre de esta isla, el músico Baldassarre Galuppi "il Burdanello", al llegar a la plaza que lleva el mismo nombre, lo podréis contemplar en una estatua.
En esta plaza están los dos monumentos más importantes de la isla, el Oratorio de Santa Bárbara, del siglo XVII y la iglesia de San Martino del siglo XVI.

El campanario de esta última, se adosó en el siglo XVIII, y es obra del mismo arquitecto que diseño el pavimento de la Plaza de San Marcos. No estáis viendo mal, si, el campanario está ligeramente inclinado. En el interior de San Martino se conservan algunas obras de gran valor como la "Crucifixión" de Tiépolo, y el "Milagro de San Albano" de Alessandro Zanchi. Este cuadro describe la leyenda más célebre de la isla, según la cual unos niños levantaron un pesado catafalco de piedra que el mar había arrastrado hasta allí. En el estaban las reliquias de los santos Albano, Domingo y Urso. El sarcófago en torno al cual se produjo el milagro se conserva en la nave central de la iglesia. También en su interior está la "adoración de los pastores" de Frnacesco Fontebasso, de mitad del siglo XVIII. En la misma plaza está el palacio Podestá, del siglo XIV, donde está el museo del encaje "Museo dei Merletto", contiene más de siete mil muestras diferentes entre cuellos, pañuelos , sombrillas, sábanas, mantelerías, servilletas, ribetes...
Un buen sitio para comer es la Trattoria da Romano, en la Via Galuppi, este restaurante fue el punto de encuentro de los artistas que pertenecían a la Escuela de Burano, con el pintor Gino Rossi a la cabeza. La Trattoria promueve el certamen anual de pintura "Premio Burano".
Las puestas de sol, con la figura de Venecia al fondo, son impresionantes, creo que han sido una de las mejores que he visto en mucho tiempo.

A pocos minutos (10 minutos en vaporetto) de Burano hay una isla poco conocida, y que muchos creen que no es interesante su visita, craso error, pues aunque este medio abandonada  Isla de Torcello, tiene su encanto, y aloja algunos edificios muy atractivos, tales como la Catedral Bizantina que data del año 639 D.C.
Torcello fue históricamente la primera de las islas de la laguna de Venecia que fué poblada por quienes huían de las invasiones bárbaras en el siglo V. En los siglos posteriores tuvo cierta actividad gracias a las salinas que la rodeaban, llegando a tener una población de 20.000 habitantes, pero a partir del siglo XII esa actividad decayó. En la actualidad, Torcello es una isla donde sólo hay campo y algunas casas con menos de 20 habitantes en total, mostrándonos una imagen muy cercana a cómo eran las islas de la laguna de Venecia hace muchos años.
Cruzar desde la isla de Burano a la que se encuentra enfrente, la isla de Torcello, vale la pena para visitar la Catedral de Santa María de la Asunción.
Se trata de una iglesia construida en el año 639, en el periodo final del arte bizantino, pero que fue completamente restaurada entre los años 864 y 1004. Está situada junto a la iglesia bizantina de Santa Fosca. Si bien los orígenes de la catedral de Torcello se remontan al siglo VII, con posterioridad, entre los siglos XI y XII se construyó esta pequeña iglesia de estilo bizantino veneciano.
La iglesia de Santa Fosca viene a cumplir las funciones de lo que en la arquitectura bizantina se denomina un exonarthex. Se trata de un edificio exterior que, delante de la fachada, sirve de antesala a la iglesia principal, la cual estaba destinada a que pudieran seguir los oficios las personas que por diversas razones, como ser penitentes, no eran admitidos en la iglesia.
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trono de Atila
De hecho, cuando desde el embarcadero de la isla de Torcello, siguiendo el paseo junto al canal interior, llegamos a lugar donde se encuentra la Catedral de Santa María de la Asunción, lo que primero que vemos, y lo primero que nos llama la atención, es el edificio redondo. En los jardines del complejo podemos ver un trono que se dice que era de Atila, pero no está claro de que Atila pasase por aquí precisamente, seguramente es el trono del Podestá el primer magistrado de la isla, hay que recordar que esta isla tuvo hasta 20,000 habitantes en su momento.

En esta isla el único establecimiento donde podéis pasar la noche y al mismo tiempo visitar el lugar donde estuvo Ernest Hemingway es la Locanda Cipriani en 1948 escribiendo su obra " Across the River and Through the Trees" (Al otro lado del río y entre los árboles). Hay una Ostería al Ponte del Diavolo, el Ristorante Villa'600, y el  Restaurante al Trono di Attila. Éstos tres últimos parece que estén especializados para celebrar bodas y banquetes, así que ya sabéis si hay boda a la vista, éste sería un buen lugar...Al menos las fotos con las puestas de sol, serían espectaculares!

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