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domingo, 15 de noviembre de 2015

Los secretos alrededor de la Torre de Belém


En una zona verde y espaciosa junto al río, en el lado oeste de la ciudad, se alza un gran número de monumentos que son el recuerdo del pasado marítimo y colonial de Portugal. Estamos en Belém.



Aquí encontramos el Monasterio de los Jerónimos, construido en memoria de Vasco da Gama y su triunfal viaje a la India en 1499. Fue el propio rey Manuel el que colocó la primera piedra en 1502, en el emplazamiento de una capilla fundada por Enrique el Navegante. En esta capilla dedicada a la Virgen de Belém los monjes de la Orden de Cristo prestaban asistencia a los marineros en tránsito.  Se tardó un siglo en terminar las obras, obras que necesitaban grandes sumas de dinero, y gran parte de ese dinero provenía de la llamada “pimenta de Vintena”, que era aproximadamente el 5% de los ingresos que provenían del comercio con África y Oriente, y que solía equivaler a unos 70 kg de oro al año. Para ocupar el monasterio, el rey Manuel I eligió que fueran los monjes de la Orden de San Jerónimo los que se encargasen de orar por el alma de los reyes portugueses y dar asistencia espiritual a los marineros y navegantes que partían de la playa de Restelo a descubrir nuevos mundos. Durante cuatro siglos esta comunidad religiosa vivió en estos espacios, pero en 1833 la comunidad se disolvió y dejaron el lugar vacante. En 1833 el estado secularizó el Monasterio de los Jerónimos y lo entregó a la Real Casa Pía de Lisboa, para la ayuda a los desfavorecidos...
Fue aquí en los claustros de los Jerónimos, donde el 1 de enero de 1986 se celebró la entrada de Portugal en la Comunidad Europea. En este enlace podéis hacer una Visita virtual


El edificio impresiona, en piedra caliza blanca, es una muestra de la arquitectura manuelina, es decir del barroco portugués. Tiene dos claustros de dos pisos y que se terminaron en 1517, la puerta sur tiene múltiples estatuas esculpidas; la cruz templaria y dos ventanas grabadas con cordelaje, anclas y otros símbolos marineros. Su interior es amplio y tiene seis grandes columnas octogonales de piedra, con decoración florida que sobrevivió al terremoto de 1755 y al paso del tiempo y de sus gobernantes.

Jeronimos_Porta_Sul.jpgEl conjunto monumental se encuentra dividido en dos, la iglesia y el claustro por un lado, y por otro lado, en los antiguos dormitorios de los frailes se encuentra el Museo Nacional de Arqueología, esta parte es el resultado de una reconstrucción del siglo XIX.  

Podemos acceder a la iglesia a través de las dos puertas, obras maestras de la escultura del siglo XVI.

En el pórtico sur, según la tradición esotérica judeocristiana, la Kabbalah es la vía del entendimiento y de la realización espiritual del hombre en Dios, camino que se recorre paulatinamente a través del Árbol de la Vida dotado de 10 atributos divinos llamados Esferas o Sefirot.
Este árbol, que representa la vía de comunicación entre Dios y el hombre, la iglesia y viceversa, está retratado de forma singular en este pórtico sur. Es una evocación del poder divino en el mundo humano.
La línea vertical central conecta en su extremo inferior con el infante Enrique de Sagres (10), el Iluminado, que representa a la comunidad de los hombres y, en el extremo superior se encuentra el arcángel san Miguel (1) el emisario de Dios. Si os fijáis bien la parte superior parece una corona, y simbolizaria la Corona de Dios (o Kether Elion)
En el centro de la imagen está la Virgen Nossa Senhora dos Reis Magos (6) con el niño, que representa la belleza (Tiphareth) y que actuaría como intermediario entre el Cielo y la Tierra (Metratón). A la derecha de la figura de la virgen encontramos la misericordia  (4)(Chesed) y la fuerza y el temor (5) (Geburah) a la izquierda; y corresponden a los profetas y las sibilas, es decir, a los tiempos previos a la llegada de Cristo. Encima de éstas se encuentran las figuras de la sabiduría (2) (Chokmah), y la del entendimiento (3) (Binah), estas dos imágenes se corresponden con los Padres y Doctores de la Iglesia.
Si ahora contemplamos la parte inferior del pórtico veremos que en el lado derecho, se encuentra la victoria, la resistencia pasiva de Dios, (7) (Netzach) y a la izquierda la gloria, la fuerza activa de Dios (8) (Hod) estas imágenes pertenecen a la ética martirial y evangelizadora de los apóstoles de Cristo. En el centro, debajo del arco, tenemos la figura de San Sebastián (9) (Yesod) y representa el fundamento, y como no al movimiento sebastianista. Justo en la columna entre las dos puertas encontramos al Infante Don Enrique, el Iluminado, que ostenta el estatus de privilegiado representante de los hombres ante Dios, daría a entender el reino de Dios en la Tierra. También encarna la naturaleza femenina de la Shekinah (o Espíritu Santo) del que fue una encarnación divina momentánea, el iniciador del periodo de los grandes descubrimientos marítimos portugueses, liderados por Don Enrique “El Navegante”.

By Mattes (Self-photographed) [CC BY-SA 4.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], via Wikimedia Commons
Enrique el Navegante
Hijo del rey Don Juan I y de la reina doña Filipa de Lancaster, el infante Don Enrique de Avis y Lancaster nació en Oporto en 1394. “Iluminado por el Espíritu Santo, nacido y criado en el misterio divino” según su cronista, el infante fue sin lugar a dudas un pensador y el gran arquitecto de la epopeya marítima portuguesa. Fue maestro supremo y secreto de la misteriosa Orden de Mariz, octavo Gran MAestre y administrador de la Orden Militar de Nuestro señor Jesucristo, fue además fundador de la Orden de la Jarretera británica en Toma, que sirvió de modelo a la Orden Británica del Cardo, cuyo patrono era San Jorge. No teniendo bastante con todos los cargos que ostentaba, los portugueses le deben la traducción del hebreo del libro Segredo dos Segredos de Astrología, un tratado basado en la filosofía aristotélica pero que también explica la astrología cabalística. Dicho libro fue ampliamente consultado por los navegantes de la escuela naval de Sagres, sus conocimientos en astrología y astronomía les permitieron trazar las rutas marítimas según la posición de los astros, y los convirtieron en unos magníficos marinos.

Cuando los templarios que estaban en desbandada por media Europa, la corte de Portugal los acogió, y don Enrique se convirtió en el último administrador del “Tesoro TEmplario” y se sirvió de las riquezas que poseía la orden para financiar los grandes descubrimientos.

Ahora, dejando a don Enrique vigilando en la puerta, entraremos en la iglesia,  tiene tres naves situadas a una misma altura y se encuentra cubierta por una bóveda única polinervada, sostenida por pilares octogonales, muy decorados. Parecen palmeras y dotan a la nave un ambiente único por la luminosidad que se filtra y la belleza que se contempla.

La capilla mayor estaba destinada a servir como panteón para Don Manuel I, el rey pretendía que se colocase su cuerpo en una tumba a ras de suelo, para que se pisase sobre ella. Pero a última hora al pobre rey lo colocaron en una arca funeraria junto a sus hijos, olvidándose de la petición del rey.
En las capillas del transepto hay más arcas funerarias con el resto de descendientesreales, la idea era convertir los Jerónimos en un Panteón Real. Pero no sólo está la família real, tambien están enterrados Vasco da Gama, junto a la puerta principal y por debajo del coro, este primero en el lado norte, mientras que en el sur encontramos a Luís Vaz de Camoes.

Ahora pasamos a visitar el claustro, que está considerado como uno de los mejores claustros que podemos encontrar en el mundo. Su expresión artística, su armonía en las proporciones, la originalidad y el equilibrio de su decoración lo hacen algo único. El claustro tiene dos pisos abovedados, diseñados por Diogo Boitaca, aunque sólo pudo concluir el primero, el segundo piso lo acabó Castilho y Torralva. En el lado oriental se encuentra la sacristía, una sala amplia casi cuadrada, que tiene una original bóveda que se extiende desde la columna central revestida con temáticas renacentistas. La Sala do Capitulo, también se encuentra en este lado del claustro, quedó inconclusa, hasta que en el siglo XX se colocó el túmulo de Alexandre Herculano con la intención de iniciar en el lugar un panteón literario nacional. Es por ello que se llevaron hasta el ala norte del claustro los restos mortales de Fernando Pessoa en 1985, cincuenta años después de su muerte, habiendo permanecido todos esos años en el cementerio de Prazeres.El claustro y la iglesia se comunicaba con las celdas de los monjes jerónimos que habitaban el monasterio, aún hoy podemos apreciar sobre las puertas de estas estrechas habitciones unos sorprendentes símbolos.  En una de las celdas aparece esculpido el Jano o Cristo Tricéfalo, indicador de las tres edades del mundo: el Pasado, para el Padre y Adán (y que suele asociarse a Jerusalén), el Presente, que correspondería al Hijo y Cristo (en este caso se asocia a Roma) y el Futuro, que sería el Espíritu Santo, (asociado a Lisboa).


Para la mayoría de las órdenes religiosas medievales y renacentistas, la Alquimia (química divina) era considerada como el Arte del Espíritu Santo o Arte Real de la creación divina del Mundo y del Hombre. Los adeptos a este Arte la dividían en la Alquimia Espiritual, que tiene que ver exclusivamente con la iluminación del Alma y que también se conoce como el Camino de los Penitentes. Y la Alquimia de Laboratorio, llamada Camino de los Filósofos, creada en el laboratorio y reproduce el universo alquímico de la transmutación de los elementos impuros de la naturaleza en metales nobles, como la plata y el oro. Los que sólo se dedicaban a la alquimia para conseguir riqueza, olvidándose del mundo espitirual eran considerados unos “charlatanes”


Si ahora atravesamos el Jardim da Praça do Imperio, yendo hacia el río, nos encontraremos con el Padrao dos Descubrimientos, fue diseñado por el arquitecto Cottinelli Telmo y el escultor Leopoldo de Almeida, desde este punto salieron las primera carabelas con destino a África.

Exposição_do_Mundo_Português_1.jpg

Se construyó para la Exposición del Mundo Portugués. Que se celebraba para conmemorar dos fechas importantes para el país, su origen en 1140 y su independencia, en 1640. Del 23 de junio al 2 de diciembre de 1940 los visitantes podían disfrutar de pabellones temáticos relacionados con la historia de Portugal, con sus actividades económicas, culturales, con sus regiones y territorios de ultramar. El único país invitado, fue Brasil, ya que había sido portugués no podían olvidarlo, así que tenía pabellón propio. Tal evento consiguió una importante renovación urbana de la zona, la plaza central era la Praça do Império, una de las mayores de toda Europa. Poco queda de dichas construcciones pues tal como fueron construidos, fueron demolidos. Tan sólo quedaron en pie el Museo de Arte Popular, el Pedrao dos Descubrimientos y el Aeropuerto de Portela-Lisboa.
La exposición se encontraba entre el Tajo y el Monasterio de los Jerónimos, ocupaba unos 560.000 metros cuadrados, a cada lado de la Praça do Império había dos grandes pabellones, longitudinales y perpendiculares al Monasterio, uno era el Pabellón de Honor y de Lisboa, y al otro lado el Pabellón de los portugueses en el mundo, ambos edificios eran del mismo arquitecto Luís Cristino da Silva. Cercana al río se ubicaba el Pabellón de Origen y Conquista, el Pabellón de la Independencia y el Pabellón de los descubrimientos. Al otro lado estaba el Pabellón de la Fundación, y el Pabellón de la Colonización. Más cerca de los Jerónimos se encontraba la entrada a la Sección Colonial y a sus pabellones.



Nau_de_Portugal_adornada_-_1940.jpg




También se construyó una barco que en realidad era una réplica de un galeón de la India del siglo XVII, al que bautizaron como Portugal. Se construyó en los astilleros de Aveiro, y cuando en julio estuvo listo lo mandaron a Lisboa para la inauguración solemne del 8 de septiembre. Lo que ocurrió no se lo esperaban, pues debido al mal manejo del galeón, este se hundió a los pocos minutos de la salida. Con muchos esfuerzos lo volvieron a poner a flote, pero fueron unos marinero británicos los que lo llevaron a Lisboa, quien nos iba a decir, que los mejores navegantes y descubridores de siglos pasados no pudiesen llevar dicho galeón a buen puerto.... Hay, si los que se encuentran homenajeados en el Padrao hubieran estado vivos, estoy segura que lo habrían llevado más allá de Lisboa... o no!.




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