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sábado, 28 de febrero de 2015

La Place des Vosges, sus Hôtels Particuliers y sus curiosos vecinos...



Nos encontramos en el barrio des Blanc-Manteaux (de las capas blancas) debe su nombre a las prendas que vestían los miembros de la orden de los Siervos de la Virgen María, que el rey Luís fundo en 1250. En la Rue Pavée se encuentra el Hôtel de Lamoignon tal y como habíamos comentado en el anterior post sobre París. Lo vuelvo a mencionar para explicar el suceso trágico que aquí ocurrió el 2 de septiembre de 1792, cuando unas 60 personas fueron asesinadas. Entre ellas estaba la insigne Princesa de Lamballe, camarera y amiga personal de la reina Maria Antonieta, cuya cabeza acabó ensartada en una pica por los revolucionarios, cabeza que fue en procesión por la ciudad hasta llegar donde estaba la reina. Los insurrectos querían mostrar hasta donde pensaban llegar con la revolución. 


Seguiremos con la visita por la Rue des Francs Bourgeois hasta llegar al Musée Carnavalet, el museo que nos cuenta la historia de la ciudad de París. Lo reconoceréis porque en su fachada, en la parte alta, están escritos todos los nombres de los hombres ilustres de Francia, nos encontramos con Víctor Hugo, Paul Lacroix, Honoré de Balzac... y muchos más.  
Esta mansión fue construida en 1545, al estilo renacentista, pertenecía a De Ligneris, el Presidente del Parlamento. Fue decorado con un gusto exquisito por Jean Goujon, aunque fueron dos mujeres quienes le dieron la gloria. En 1572 lo adquirió Madame de Kernevoy, cuyo nombre se deformó, dando lugar a Carnavalet. Y desde 1677, hasta su muerte, vivió en él Madame de Sevigné, que lo convirtió en el eje del arte en todas sus manifestaciones. Esta mujer, escritora refinada y de éxito, hizo locuras por conseguir arrendar el palacio, hasta que lo consiguió. El museo documenta desde 1880, mediante ricas colecciones de muebles y objetos, la epopeya de la capital francesa, desde sus orígenes a los felices años 20. Al final de la calle veremos la Place des Vosges.


Esta plaza es un mundo aparte, está considerada como la plaza más antigua de París, fue construida por orden de Enrique IV, que deseaba una plaza adecuada para celebrar fiestas y ceremonias. Víctor Hugo, ilustre vecino de la plaza dijo: "la plaza surgió de la lanzada de Montgomery". 
En julio de 1559 el rey Enrique II estaba participando en un torneo cuando recibió una lanzada en un ojo, casualmente el causante fue el capitán de su guardia, Montgomery. El rey fue trasladado rápidamente a casa de su médico, Ambrose Paré. Éste ordenó la inmediata decapitación de todos los reos condenados a muerte, se hizo con las cabezas de los pobres prisioneros para estudiarlas y así poder salvar al rey. El intento no sirvió de mucho, pues el monarca moría diez días después. No fue el único en morir, poco tiempo más tarde el siguiente en pasar a mejor vida fue el capitán de su guardia, Montgomery.

La reina, Catalina de Médicis, pidió a su hijo que derribara el Hôtel de Tournelles, donde había pasado sus últimos días el rey y que se encontraba cerca de la plaza. Carlos IX, como hijo obediente que era, lo echó abajo y los terrenos se aprovecharon primero para un mercado de caballos; y posteriormente se construyó la fábrica de tejidos de seda que ocupaba el lado norte de la plaza cuadrada, a los lados de la misma estaban las viviendas de los obreros. La empresa quebró en poco tiempo, y el terreno se preparó para construir la plaza que quería Enrique IV.
La plaza no quedó terminada hasta dos años después de su muerte. Se empezó con el Pabellón del Rey (al sur), y más tarde, en el lado norte se construyó el Pabellón de la Reina. El resto de casas eran privadas. Los edificios son de ladrillo rojo y piedra dorada pálida. Con unos soportales al nivel del suelo, que albergan un cierto número de tiendas y cafés. La plaza ha tenido numerosos residentes importantes. Madame de Sévigné (la del hôtel Carnavalet) nació en el número 1 bis. El Cardenal Richelieu vivió en el número 21, y Víctor Hugo en el número 6, donde actualmente está su casa museo, en ella hay una reconstrucción del salón de su amiga Juliette Drouet, que vivía en la isla de Guernsey, donde el escritor solía practicar espiritismo.
Está considerada como una joya infinita, antiguo lugar de duelos, donde los ofendidos y los traicionados, después de haber arrastrado hasta allí a los causantes de sus desgracias, cruzaban las espadas bajo las ventanas de Richelieu, sin tener en cuenta que su guardia podía apresarles, pues los duelos estaban terminantemente prohibidos. En 1800 la plaza cambió su antiguo nombre de Place Royal, por el que lleva en la actualidad, en honor del primer departamento francés que pagó los impuestos a la República Francesa.

El museo de Víctor Hugo se ha podido crear gracias a Paul Meurice, amigo del autor y albacea de sus obras. Con motivo del bicentenario del nacimiento del escritor se legaron los manuscritos, muebles y dibujos a la ciudad de París. Se inauguró en 1903, a pesar de que se vende como la casa de Víctor Hugo, hay que decir que no es fiel como reconstrucción de la vivienda en la que el autor de Nôtre Dame de París se instaló con su esposa, Adele Hugo y sus hijos. De hecho el museo se divide en siete piezas que evocan y representan la vida del autos en tres momentos de su vida: antes del exilio, que correspondería por la parte del portal y la Sala Roja. El tiempo que pasó en el exilio, lo tendríamos en el salón Chino de Juliette Drouet, ex actriz y maestra de Hugo durante casi cincuenta años, y al que siguió durante sus 15 años de exilio en la isla de Guernsey, situada en el canal de la Mancha. Aquí también estaría la representación de su estudio, con muebles de comedor diseñados a raíz de sus propios dibujos y bocetos. Y por último están las dos últimas habitaciones que marcan el final de su vida, el regreso del exilio. Éstas reproducen la sala de estar de la mansión que ocupó desde 1878 hasta su muerte, y que fue reconstruida según el testimonio de sus nietos. En este link podéis visitarlo virtualmente, ya que se encuentra en obras y las visitas están restringidas hasta el julio del 2015.

En el número 1a está el Hôtel de Coulanges, construido en 1606 por Philipe de Coulanges, el abuelo de Chantal de Rabutín, a la que la historia conocerá como Madame de Sévigné. Aquí también vivió durante unos años a principios del siglo XX la gran Isadora Duncan, que decidió transformas la sala de recepción en un salón de baile con una escalera monumental. Durante mucho tiempo el hôtel permaneció deshabitado, unos 44 años. Hasta que el Colectivo Jeudi Noir (una plataforma que se dedica a denunciar los numerosos inmuebles sin habitar que hay por la ciudad, el encarecimiento de los alquileres, y la imposibilidad de los jóvenes para poder hacerlo) lo ocuparon unos días para dar notoriedad a su causa, aunque contaron con el apoyo de Anne Hidalgo y de Jack Lang los desalojaron.

En el número 5 está el Hôtel de la Salle, aunque también se ha conocido como de Castelnau, o de Rotrou. La curiosidad del mismo es que en el gran portalón de entrada, si os fijáis en el suelo hay unos raíles que dan testimonio del uso industrial de este hotel particulier.


« Place des Vosges, Paris, porte du n° 09 (2) » par Coyau / Wikimedia Commons. Sous licence CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Place_des_Vosges,_Paris,_porte_du_n%C2%B0_09_(2).JPG#/media/File:Place_des_Vosges,_Paris,_porte_du_n%C2%B0_09_(2).JPG
En el número 9, el Hôtel de Chaulnes; vivió una de las actrices más notables del siglo XIX. Hablamos de Rachel Félix, una muchacha que en 1838 dejó su Alsacia natal para instalarse como actriz en París. Después de varias audiciones consiguió un éxito inmediato que le llevó a interpretar a las grandes heroínas de las tragedias de Corneille, Racine o Voltaire. Rachel tuvo dos hijos de diferente padre, uno del Mariscal Bertrand, y otro del Conde Walewski (éste os sonará más pues resulta ser el hijo de Napoleón y María Walewska, ya hablamos de ellos en este post.) En 1858 murió de tuberculosis, y se publicó una foto suya en un periódico importante, la familia lo consideró una afrenta y denunció el caso a la corte de justicia aduciendo una infracción del derecho a la imagen de la persona fallecida. Gracias a éste primer caso se consagró el derecho a la imagen, tan recurrido en la actualidad.
« Place des Vosges, Paris, porte du n° 11 » par Coyau / Wikimedia Commons. Sous licence CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Place_des_Vosges,_Paris,_porte_du_n%C2%B0_11.JPG#/media/File:Place_des_Vosges,_Paris,_porte_du_n%C2%B0_11.JPG
En el número 11, encontramos el Hôtel Pierrard. Este hotel tuvo otra inquilina que dio mucho que hablar en su época. Se trataba de Marion Delorme, era una niña bien, de buena familia, hermosa y piadosa hasta llegar casi al misticismo. Hasta que un buen día conoció al poeta Des Barreaux, se suponía que sólo le debía enseñar escritura, pero le enseñó algo más, se convirtió en su primer amante. Al que después abandonó por el marqués de Cinq-Mars. Cinq-Mars resultó ser el favorito de Luis XIII, y lideró una de las ultimas conspiraciones contra el cardenal Richelieu. Al rey no le hizo ninguna gracia ni lo uno ni lo otro...
Pero la muchacha no tenía suficiente, se lió también con el Duque de Buckingham y otros nobles, incluido el Cardenal Richelieu... 
Durante los disturbios de la Fronda estuvo a punto de ser arrestada, pero vaya por Dios! antes de que se ejecutara la sentencia de arresto murió, tenía 36 años, la causa fu una sobredosis de antimonio. Víctor Hugo escribió una obra con ella como protagonista, y a Alejandro Dumas le sirvió como inspiración para el personaje de Milady de Winter.
« 13PlaceVosges-P4-038 » par Bruno befreetv — Travail personnel. Sous licence CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:13PlaceVosges-P4-038.jpg#/media/File:13PlaceVosges-P4-038.jpg
Cómo habréis visto en el mapa, hay muchos hôtels particuliers en la plaza, sólo hemos hablado de los que podían ser más interesantes en cuanto a los personajes que los habitaban y por ello no nos podíamos olvidar del Hôtel Dyel des Haméaux, pues hasta hace bien poco tuvo un propietario bastante conocido. En 2007 Dominique Strauss Khan y la que era su esposa, compraron un apartamento en el edificio, después pasó lo que pasó, y ahora es la mujer la que vive en el apartamento de 250 m cuadrados del primer piso. 
Y como siempre si queréis saber un poco más sobre los hoteles de la Place des Vosges en este enlace tenéis la relación de los mismos.

Recomendaciones, hacer una pequeña parada en Ma Bourgogne, en el número 19, y desayunar o tomar un café debajo de los arcos. Para ser el lugar que es, para nada es caro, un café 1,52 euros. 



















miércoles, 25 de febrero de 2015

El París de Frédéric Chopin: recorriendo la île st-Louis, el Palais Royal, la Place Vendôme, la Nouvelle Athènes...


1831, a la edad de 21 años, llega a la ciudad de París un muchacho polaco. Es hijo de Nicolás Chopin, un maestro francés que emigró a Polonia y allí formó una familia. Uno de sus hijos, Frédéric, niño prodigio al piano que desde los 6 años empezó a frecuentar los grandes salones de la aristocracia y la burguesía polacas, donde asombraba a los asistentes gracias a su sorprendente talento. 
El 16 de julio de ese mismo año Frédéric escribe a su familia polaca "debéis saber que he sacado el pasaporte para irme a Londres..." un pasaporte en el que indicaba "vía París". En otoño llegó a París, sus sentimientos con el pueblo francés no eran gratos, estaba resentido porque los franceses no habían ayudado a los polacos cuya insurrección había sido aplastada por los rusos. Pero se sintió fascinado por la ciudad en efervescencia. Las jornadas revolucionarias de 1830 abrieron una era de prosperidad, la ciudad se convirtió en el centro de las nuevas corrientes artísticas justo en el corazón del romanticismo. 
En una carta a Kumelski, está ya desde París le decía: "sin duda me quedaré en París más tiempo del que pensaba, no porque me sienta muy bien, sino porque es posible que poco a poco lo consiga". Pronto encontró en otros músicos como Rossini, Mendelssohn, Liszt y Hiller. Con estos encuentros se colocó en la escena musical e intelectual, además acabó embaucado en la vida mundana, se paseaba por los salones donde se crean las reputaciones, o más bien se destruyen... Allí la magia hizo su trabajo, su persona y su genialidad hizo el resto. En la capital francesa imparte clases de piano, se relaciona con la élite burguesa y la aristocracia gracias a sus mecenas. No da muchos conciertos en público, sus recitales se escuchan en los salones privados a los que asisten Berlioz, Liszt, Bellini, Heine, Balzac y Delacroix entre otros.

Entre 1834 y 1835 viaja por Renania, Checoslovaquia y Alemania, pretende sin éxito, la mano de la joven María Wodzinska, su padre no lo quiere como su esposo, considera que tiene una salud frágil y que acabará siendo viuda muy pronto. De regreso a París en 1836, acude a casa de Liszt, allí entabló una de las relaciones más famosas del siglo con George Sand (Aurore Dupin).  La escritora francesa es seis años mayor que él, está relación marcará su obra y los últimos años de su vida. En 1838 cae enfermo de tuberculosis, y se traslada con Sand a la isla de Mallorca buscando un clima más benigno, la mala suerte le acompaña, les toca vivir uno de los inviernos más lluviosos y fríos. Durante su estancia en Valldemosa George Sand escribe "Un invierno en Mallorca", mientras que Chopin compone sus "Preludios". En la cartuja de Valldemosa Sand lo atiende en su enfermedad, hasta que las continuas disputas entre ambos les llevan a la ruptura en 1847. A partir de ese momento su conciertos se limitan a dar varios recitales en Francia, Escocia y Gran Bretaña. Según testimonio de Sand y algunas cartas del mismo Chopin, entre otros documentos de la época el compositor reconocía que padecía alucinaciones. Alucinaciones seguramente causadas por el láudano a base de opio que consumía, una vez en medio de una sonata en un salón privado inglés en 1848, se vio obligado a salir de la sala para recuperarse de la visión de criaturas que salían de su piano.
El 17 de octubre de 1849, en el número 12 de la Place Vendôme, fallece el compositor, víctima de la tuberculosis. Fue enterrado en el cementerio de Père-Lachaise, pero su corazón se llevó a Varsovia, para ser depositado en la Iglesia de la Santa Cruz, tal y como el había deseado.

Empezaremos el recorrido en el número 6 del Quai d'Orléans, aquí se encuentra la Bibliothèque Polonaise. En realidad es la antigua casa de Adam Mickiewicz un poeta polaco que se estableció en París cuando daba clases de literatura en el Colegio de Francia. En este lugar se conservan los recuerdos y el espíritu de la inmigración polaca instalada en la ciudad. Actualmente se puede visitar el "salón Chopin" donde se conservan algunos recuerdos íntimos del compositor, así como colecciones de Mickiewicz, emblema del romanticismo polaco.
Estamos en la île Saint-Louis (ya hablamos de ella en un anterior post) donde está el palacete de Lambert, que en otro tiempo fue morada del príncipe Czatoryski. Un patriota y activista polaco que reavivaba sin cesar lo que el llamaba la "cuestión polaca", fue el fundador de la Biblioteca Polaca, de la Sociedad Histórica de Polonia y varios institutos de educación para los jóvenes polacos expatriados. A su palacete solían acudir George Sand, Delacroix y Chopin cuando ofrecía unos suntuosos bailes y "celebraciones caritativas". El Hôtel Lambert se encuentra en la punta oriental de la Île St-Louis, bordeado por el río Sena. Fue construido a finales del siglo XVII por los mismos que se encargaron de Versalles, es decir Le Brun, Le Vau y Le Seuer. Uno se sus habitantes más conocidos fue Voltaire, que solía vivir escondido en él con su amante. Un buen día la segunda esposa de Guy de Rosthschild llamó a su marido al banco, en la Rue Laffite, para preguntarle si aún se sentía lo suficientemente joven como para dar un cambio a su vida. La señora tenía en mente comprar el Hôtel Lambert, y ya se sabe que cuando una mujer tiene clara una cosa, no ceja en su empeño. Así que el banquero decidió deshacerse del Castillo de Ferrières, lo consideraba demasiado grande para la vida moderna, y puso todo su empeño y dinero en restaurar una de las joyas del siglo XVII de París. La idea de su esposa le devolvió las ganas de vivir, organizaban grandes fiestas, como la que realizaron para celebrar el centenario del nacimiento de Marcel Proust. En 2007 pasó a manos del hermano del emir de Qatar, por unos 60 millones de euros. El hermano del emir quería convertirlo en una residencia de gran lujo, quería reformarlo por completo, cosa que indignó a la ciudadanía de París levantando una gran polémica. Y lo que serán las cosas, la noche del 10 de julio de 2010, se produjo un incendio fortuito mientras lo estaban reformando...

Del Quai d'Orleans nos iremos hacia el Palais Royal, podemos ir en metro o bien en un paseito que nos llevará por la Île de la Cité, por el Quai de la Corse, luego cruzaremos el río por el Pont de Nôtre-Dame para llegarnos hasta la Rue Rivoli hasta llegar al Palais Royal, bajo las arcadas del mismo se encontraban las lujosas tiendas que Chopin solía frecuentar cuando quería comprarse unos guantes o un sombrero... eso sí, fabricados por los mejores artesanos del momento, y que ya conocían sus gustos y medida. Con solo escribirle a su fiel secretario Julien Fontana, inmediatamente se realizaban y enviaban todos los artículos que solicitaba a su dirección. Os recomiendo pillar algún autobús para recorrer la Rue Rivoli, pues andando os llevará casi media hora, y es mejor que descanséis un poco. Después de hacer las compras pertinentes Chopin se paseaba por los jardines de las Tuileries, al igual que el antiguo palacio del mismo nombre, y que se incendió en 1871. Solía ser invitado del monarca Luis Felipe I de Francia. En su primera visita de 1838, el rey estaba tan agradecido de sus visita, que le regaló un servicio de té con la efigie del soberano y de la reina como recuerdo. Hubo una segunda visita, esta vez en diciembre de 1841, lo invitó el duque de Orleans, y esta vez fue recompensado con 100 francos de oro. El duque se estiró mucho más que el rey, está claro. Seguro que le dio mejor uso al dinero que al servicio de té.

Ya que estamos cerca de la Place Vendôme, nos acercaremos a ver el número 12, Esta fue la última dirección de Chopin en París, se instaló en otoño de 1849. En un apartamento confortable que daba al patio más al sur. Por aquel entonces, su salud iba empeorando irremediablemente. A partir del mes de junio, Chopin solicitó la presencia de su querida hermana, que llegó desde Polonia para cuidarlo hasta el final. En Octubre, apenas podía ya mantenerse en pie, ya no tocaba el piano ni componía, e intentaba hacerse entender a través de signos. Todos sus amigos y admiradores se presentaban en su casa para saludarlo y mostrarle su afecto, aunque hay que reconocer que entre ellos se coló algún oportunista y curioso, por lo que Guttman, su alumno y fiel cuidador se vio obligado a escoger las visitas. El 17 de octubre, sobre las dos de la mañana, murió.  Unos días más tarde cuando se disponían a ordenar sus papeles, encontraron en el interior de una de sus chaquetas, un almanaque de 1849 que contenía una carta y un mechón de pelo de George Sand, su único amor.

De aquí podemos acercarnos a la Rue de Suresnes, concretamente a la Iglesia de la Madeleine. Donde el 30 de octubre de 1849 se celebró su funeral. Según los deseos del finado, se cantó el Réquiem de Mozart en su memoria. Para la ocasión y por derogación especial, las mujeres fueron admitidas a cantar en el coro, una de ellas fue la cantante Pauline Viardot, que era hermana de Malibran y era fiel amiga y admiradora del copositor.  En el gran órgano, Lefébure-Welly tocó la Marcha fúnebre y el Preludio nº 4, que Chopin había compuesto en Mallorca. En la iglesia se reunieron más de 3000 personas para homenajear al compositor. Después del funeral su hermana Ludwika regresó a Polonia con el corazón de su hermano para depositarlo en la iglesia de la Santa Cruz de Varsovia.

Aquí mejor que cojamos el metro (linea verde nº12) dirección Pigalle, donde bajaremos para ir hacia la Rue Chaptal, 16. En este punto está el Museo de la Vida Romántica. Es la antigua casa donde vivía el pintor Ary Scheffer, amigo personal de Chopin. Nos encontramos en el barrio conocido como la Nouvelle Athènes. La residencia alberga muchos recuerdos de George Sand, cedidos por su nieta, que ilustran el modo de vida de la década de 1830 a 1840. Hay recuerdos del poeta Géricault, Delacroix, Liszt, Rossini, Tourgueniev...

De aquí iremos hacia la Square d'Orléans, son unos 10 minutos andando. A finales de julio de 1842, Chopin y George Sand abandonaron la localidad de Nohant, en la provincia de Berry, para buscar una casa en París. Charlotte Marliani, la esposa del cónsul español les habló de un nuevo lugar construido al "estilo inglés", es decir, alrededor de un gran patio y por consiguiente, lejos del ruido de la calle, en el barrio de Nouvelle Athènes. La pareja no se lo pensó mucho y firmó dos contratos de alquiler. George Sand vivía en el primer piso del nº 5 mientras que Frédéric lo hacía en el nº 9, donde disponía de un pequeño apartamento donde recibía a sus alumnos y tocaba el piano. En esta zona vivían muchos de sus amigos artistas, como el pianista Kalkbrenner, el escultor Dantan, mademoiselle Taglioni, la "sílfide" de los ballets de la Opéra de París que por primera vez bailo "en puntas"...

París no sólo era la capital de la música, sino que también era la capital de los fabricantes de pianos, se podían contar más de 300. Entre ellos estaban Pape, Erard y Pleyel, que se disputaban los favores de los mejores músicos y se mostraban rivales en las innovaciones técnicas. Chopin conoció a Camille Pleyel gracias al pianista Frédéric Kalkbrenner, así que en los grandes salones de Pleyel, Chopin dio su primer recital el 26 de febrero de 1832. Las reseñas de la época decían que el señor Chopin de Varsovia obtuvo una celebridad que con el tiempo no se desmentiría.  A pesar de que al compositor no le gustaba prodigarse mucho en público, dio algunos conciertos en el Conservatorio. Estaba situado en el número 2 de la Rue du Conservatoire. Entre 1832 y 1838 ofreció varios recitales, pero lo que más le gustaba era acudir a esta sala para oír las creaciones de sus contemporáneos. Berlioz tocó aquí la Sinfonía Fantástica, creada en 1830, a la que siguieron Lélio, Harold en Italia, y Romeo y Julieta. También se escuchaba a Liszt y a Mendelssohn.

Desde aquí andaremos un poco para coger la linea 3 de Metro, que nos llevará al cementerio de Père Lachaise la última morada del compositor. El 30 de octubre de 1849, el cuerpo de Chopin fue depositado en un sencillo panteón (división XI) donde se le esparció un poco de tierra de su Polonia natal, que él mismo había conservado en una urna desde el 2 de noviembre de 1830 cuando dejó su país. Poco tiempo después y a instancias de Delacroix, se hizo una suscripción con el fin de realizarle un monumento. Pleyel, Franchomme, Albrecht, Kwiatkowski contribuyeron al proyecto. El monumento lo creó el marido de Solange Sand, la hija de George Sand, con la que Chopin siempre había conservado un vínculo afectivo,  fue inaugurado el 17 de octubre de 1850. Si nos fijamos en la tumba, en lo más alto está colocada Euterpe, la musa de la música, que, desconsolada y con las cuerdas rotas de su lira, mira el retrato de Chopin.












Si os apetece ver alguna película sobre la vida de los dos enamorados, he encontrado una protagonizada por Hugh Grant, se llama Impromtu, y el reparto no está nada mal. El argumento no lo sé, la tengo pendiente por ver. No es la única también tenemos Chopin, un amor imposible. Película polaca del año 2002. Y como no podía faltar un buen libro, aquí tenéis el de Mónica Glasman.
  




sábado, 21 de febrero de 2015

Florencia Santa Maria Novella, los frescos de Ghirlandaio y la vía Tournabuoni con sus palazzos.




Desde la Plaza de la Catedral y el Baptisterio, entraremos a una ruidosa calle que se llama Via Cerretani, que nos llevará directamente a la Piazza Santa María Novella. Y que está cerca de la estación que lleva el mismo nombre. El barrio donde está situada no es muy bonito que digamos, casi la mayoría de turistas se dedican a pasear por la zona de la catedral, la Signoria y el Ponte Vecchio, y es una lástima porque este es uno de los monumentos religiosos más importantes de la ciudad. 
La iglesia de Santa Maria Novella, se comenzó en 1246, estaba extramuros de la ciudad, hasta que la rodeó el tercer tramo de murallas (de 1284 a 1333). Su fachada tiene algo especial que hace que sea más atractiva que la de Santa Croce, tal vez sea porque Santa María Novella es de los Dominicos, mientras que Santa Croce pertenecía a los Franciscanos.

Los Dominicos, cuando llegaron a Florencia se instalaron en una pequeña iglesia fuera de las murallas, en la parte opuesta de la ciudad donde se habían instalado los franciscanos. Iba pasando el tiempo y consiguieron hacerla más grande y embellecerla gracias a la ayuda de los frailes arquitectos Sisto y Ristoro. A la derecha de la fachada está el cementerio, es una parcelita muy sencilla de terreno, tal y como mandaba la tradición de esta orden. Los nichos que forman las paredes tienen entre sus muros los sarcófagos que pertenecían a las familias ricas florentinas, todos en mármol blanco y verde, es por ello que la calle que pasa por su lado se la conoce como la Vía degli Avelli (la calle de las tumbas).

Como siempre pasa las obras iban lentas por la falta de dinero, hasta el punto que tuvieron que pasar ciento cincuenta años para que Giovanni di Paolo Rucellai, un mercader que se había hecho rico vendiendo telas de color púrpura (tonalidad que sólo sabía hacer él) encargase a Leon Battista Alberti terminar las obras de la iglesia, fachada incluida. Paolo Rucellai para dejar claro de quién había contribuido en la construcción de la iglesia puso su firma, si queréis podéis buscar una vela hinchada por el viento, que es el signo de la buena ventura y el emblema de Rucellai, (una pista, está sobre alguna franja oscura para hacer contraste... así que, a buscar!).
En la parte superior de la fachada, aparece el nombre de Ruccellai latinizado: Johannes Oricellarius - MCCCCLXX (1470) año en que se consagró el templo. En la fachada otro monje instaló unos instrumentos que servían para estudiar el movimiento de las estrellas y de los planetas. Uno se parece a un reloj de sol, y a la izquierda hay una "esfera armilar".

«Masaccio trinity» de Masaccio - Web Gallery of Art:   Image  Info about artwork. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Masaccio_trinity.jpg#/media/File:Masaccio_trinity.jpg
En todas las guías aparece esta iglesia, sobre todo por los maravillosos frescos de Ghirlandaio, de Nardo di Cione y su hermano Andrea di Cione, de Filippino Lippi, de Andrea Firenze, de Paolo Ucello… vamos que podría considerarse un museo. Un consejo si tenéis poco tiempo para visitarla ir directamente a los frescos de Masaccio, para admirar La Trinidad, está situado a mitad de la basílica, a la izquierda mirando hacia el altar mayor. Los florentinos hacían cola durante días para admirar una pintura, que como si se tratase de un milagro, creaba el efecto de un espacio tridimensional sobre la superficie lisa de una pared, se dice que Masaccio lo pintó en tan solo veinticuatro días. El motivo del tema del fresco de la Santísima Trinidad tiene una razón de ser: para los dominicos éste era el día en que comenzaba su calendario. En la parte inferior del fresco hay unas figuras arrodilladas son el juez y su esposa, los que pagaron la pintura, y un esqueleto con una inscripción que debía aterrorizar mucho en su tiempo: io fu gia quel che vio sets: e quel chi son vio ancor sarete (yo era el que tu eres, tu serás el que yo soy). 

Ahora os recomiendo ir a la parte de atrás del tabernáculo de mármol del altar mayor. En la capilla, bajo una esplendida vidriera, están los frescos de Ghirlandaio: las Historias de la Virgen y de San Juan Bautista. Ghirlandaio tenía la costumbre de enriquecer las escenas sacras con detalles de la vida cotidiana de su tiempo, e incluía a parientes, amigos y colaboradores de los Tornabuoni, una rica familia florentina emparentada con los Médicis. 


Como es el caso del cuadro que tenemos al lado, representa el nacimiento de la virgen María, donde se puede ver la típica cama florentina, la habitación está recubierta de madera tallada y en lo alto hay un friso decorado con amorcillos. Las mujeres que llevan regalos son la hija y la nuera de Tornabuoni, ambas habían muerto de parto siendo muy jóvenes.
No es la única iglesia con frescos de Ghirlandaio, pues al fondo de la Vía Tornabuoni está la iglesia de Santa Trinità, con la capilla Sassetti. En ella el pintor tenía que ilustrar la vida de san Francisco, pero no pudo evitar que tanto Lorenzo el Magnífico como sus hijos, acabaran representados en su obra. Además en el fondo se ven monumentos y detalles de Florencia de la época, entre los que destacan el puente Vecchio y el puente de Santa Trinitá.

La plaza donde está situada también es interesante históricamente, pues era aquí donde en tiempos de Cosme I se realizaba en ella el Palio dei Cocchi, donde los carros corrían alrededor de dos estupendos obeliscos que estaba situados en los extremos de la plaza, y que aún se pueden ver. En torno a ellos se instalaban unas tribunas de madera para los espectadores, mientras que el gran duque y su corte se sentaban en un gran palco sobre elevado rodeado con estandartes. Pero hay que recordar que la plaza no había sido construida para celebrar carreras, sino para alojar a los fieles que no cabían en la iglesia. 


Saliendo de Santa Maria Novella podemos coger la Vía  del Sole que nos llevará a la Vía Tornabuoni, una calle elegante y señorial donde todos son palacios, como el Palazzo Strozzi, el Ruccelai, el Corsini o el Ferroni. Por Via Tornabuoni si nos paramos en lo que llamaríamos el triángulo de la moda, pues tenemos a Bulgari, a Gucci y a Roberto Cavalli. En esta última y después de una minuciosa restauración fiel a las estructuras originales, Roberto Cavalli, un florentino nacido y ligado a la tradición, reabrió el histórico "salón" de Florencia, quería devolver a la ciudad una de sus famosas cafeterías. Está en el número 83, allí encontramos el bar Giacosa, un bar que en otros tiempos tuvo un notable éxito allá por el siglo XIX. Fundada en el año 1815.  "Dulces, pasteles, vinos y licores, restaurante, salón de té, fábrica de chocolate... e inventores del Negroni."
Lugar de encuentro para una clientela refinada como el príncipe Ruspoli y otros nobles como della Gherardesca, Torricelli, y Corsi, el Caffè Giacosa se convirtió en el centro de la sociedad florentina, un escaparate refinado y de prestigio para los aristócratas y la élite que se reunían aquí para ver y dejarse ver. Inspirado por un fuerte deseo de mantener las soluciones arquitectónicas antiguas intactas, así como la mágica atmósfera de la época, Roberto Cavalli ha conservado no sólo la elegancia acolchada del entorno, sino también los cordiales camareros que habitualmente dan la bienvenida a los recién llegados con gran cortesía y "savoir faire".

El Caffè Giacosa está situado junto a la boutique de Roberto Cavalli y los clientes pueden acceder a él directamente para disfrutar de su menú refinado durante todo el día: desde el desayuno hasta el aperitivo, o para tomar una copa después de cenar. La atmósfera intemporal permite a los clientes a tomar un descanso y relajarse con el placer de un buen café y una oferta variada de pasteles delicados, chocolates, y vinos. Dentro del Palazzo Strozzi hay otro Giacosa.

Situado entre Piazza Strozzi y via Tornabuoni, el Palacio Strozzi alberga un rico programa de exposiciones y eventos, instalaciones de arte contemporáneo, conferencias, conciertos y desfiles de moda. 
De éste y de otros muchos palacios que se sitúan en la Vía tornabuoni, hablaremos más adelante, en un siguiente post.

domingo, 15 de febrero de 2015

Florencia: el Convento de San Marcos, lo poco que tienen en común Fra Angélico y Girolamo Savonarola.




Antiguamente, donde hoy se encuentra la plaza San Marco, había, como mucho, además del antiguo Convento de San Marcos, edificios con funciones de cuarteles y cuadras. En esta zona, también se encontraba la casa de fieras de los Médicis, que tenía muchos animales exóticos, como jirafas, elefantes y leones. Alrededor de la plaza, se merecen una visita el Jardín dei Semplici, fundado en 1545 para estudiar las hierbas medicinales, el Museo Arqueológico, con su importante colección de jarrones etruscos, y la Academia de Bellas Artes, la escuela de arte más antigua del mundo, fundada en 1563.

Pero hoy nos centraremos en el Convento de San Marco, es un edificio especial, en su tiempo era un importante convento de los frailes dominicos patrocinado por Cosme de Médicis. Su estructura se remonta a finales del siglo XIII, cuando la orden de Silvestrini lo fundó. Pero fue Cosme de Médicis el que encargó a Michelozzo que le hiciera unas pequeñas reformas para que fuera un poco más funcional, acorde con las nuevas tendencias filosóficas y estilísticas. 


El visitante lo primero que ve es la tienda de recuerdos, que la dejaremos para lo último, pues lo interesante de ver está en el Chiostro di Sant’Antonino, un claustro proyectado el 1440 por Michelozzo, el arquitecto favorito de los Médicis. El claustro y las dependencias anexas contienen una bellísima colección de obras de Fra Angélico, el pintor más exclusivo, personalista y beatífico de toda Florencia. Creo que el más impresionante es el Descendimiento de la Cruz, y no por sus medidas (175x185 cm.) sino por la maravilla pictórica que es. Se pintó en 1433 para la Capilla Strozzi que estaba en la Iglesia de Santa Trinità, sobre un retablo que ya había comenzado Lorenzo Monaco unos años antes. El retablo en sí es un tríptico, en el medio encontramos el cuerpo de Cristo que está siendo descolgado de la cruz, y llena la totalidad de la escena. El cuerpo es recibido por San Juan y otro personaje que no se sabe bien quien es. En el grupo también está María Magdalena, abrazada a los pies de Cristo, y un hombre elegantemente vestido, se supone que puede ser alguien de la familia Strozzi.  

Hay mucho por ver en este museo, pero tal vez lo que más interesa al público son las 44 celdas de los monjes, decoradas por Fray Angélico. A medida que vas subiendo por la escalera hacia el primer piso, donde se encuentran las celdas, en cada escalón, va apareciendo poco a poco y de arriba a abajo, una pintura profundamente conmovedora y espectacular. Situada en lo alto de la escalinata queda justo delante de nuestras narices cuando acabas de subir la misma. Es la Anunciación del Ángel Gabriel a María, obra de Fray Angélico. Esta obra tiene unas medidas espectaculares, dos metros dieciséis centímetros de alto por tres metros veintiuno de ancho. Es una de las pinturas más reproducidas del mundo, y seguro que la reconoceréis nada más verla, o al menos os sonará de algo. En la misma obra hay una inscripción que recordaba a los monjes que debían rezar el ave María cuando pasasen por delante. Las celdas más interesantes son la primera, la tercera, la sexta y la novena. Y como no la triple celda del prior, donde se plasma el espíritu rebelde de Girolamo Savonarola, conocido como Il Frataccio.
El edificio fue inaugurado oficialmente en enero 1443 , en presencia de Eugenio IV y el cardenal Niccolo 'de Acciapacio , arzobispo de Capua. Según Vasari, Cosme de Médicis pagó la cifra de más de 40 000 florines en la reestructuración del convento, muy por encima de las sumas pagadas por la construcción del magnífico palacio de la familia, siempre confiado a las manos capaces de Michelozzo. Cosme asumió todos los gastos, el proyecto, las obras, el mobiliario… la decoración de las estancias más importantes las encargó a un fraile pintor que vivía en el mismo convento. Dicho fraile se llamaba Giovanni da Fiesole, pero lo conocían como Angélico por la gracia de su pincel y su bondad. La orden de los Dominicos era culta y poderosa, y tenerla como aliada era una excelente maniobra política, digamos que las obras del convento patrocinadas por Cosme fueron una inversión en imagen además de que así se ganaba a la orden y al Papa.
"Adoration of the Kings by Angelico (San Marco cell 39) 0" di Benozzo Gozzoli - Web Gallery of Art:   Image  Info about artwork. Con licenza Pubblico dominio tramite Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Adoration_of_the_Kings_by_Angelico_(San_Marco_cell_39)_0.jpg#/media/File:Adoration_of_the_Kings_by_Angelico_(San_Marco_cell_39)_0.jpg

En los conventos cada parte está ligada a las reglas de los frailes o a un momento de su jornada, nada es casual. El claustro, es un espacio abierto que suele estar en el centro del convento y el pórtico permite atravesarlo sin exponerse a la intemperie. En los lados del claustro suelen estar distribuidos los lugares indispensables para la vida de los frailes, a un lado tenemos la iglesia y la hospedería, donde se alojaban los peregrinos. Y al otro lado el refectorio donde comían; enfrente de la entrada, la sala Capitular donde solían discutir las cuestiones del orden del día, y por último la escalera que conduce a las celdas en las que dormían los frailes, sin olvidarnos de la biblioteca donde leían, estudiaban o escribían. 
En la hospedería hay algunas obras de Fray Angélico, son unas pinturas sobre madera, de tema sacro.  Tenemos un tríptico de estilo gótico con fondo de pan de oro. O una tabla cuadrada de estilo renacentista, con paisajes de fondo, donde las figuras están en una posición más natural. En esta tabla tenemos en la banda derecha (nuestra derecha si miramos de frente) a San Pedro Mártir, a San Francisco y a Santo Domingo los tres con hábito blanco y negro según el estilo de si orden. En la banda izquierda se encuentra a Marcos, Juan y Lorenzo, éste último con ropajes suntuosos de color rojo rematados de oro, y se acompaña de la parrilla en la que fue martirizado. Frente a la Virgen tenemos por último a los santos Cosme y Damián, los dos hermanos médicos que hacían milagros y que fueron elegidos como protectores por los Médicis.   
Collection of the Museum of Ventura County, Private Collection,
Girolamo Savonarola
Otra obra interesante es el Juicio Universal, donde nos muestra un paraíso lleno de color, donde algunos frailes beatos juegan al corro con los buenos y con los ángeles (a nuestra izquierda, mirando al cuadro claro!), mientras que en el infierno que se encuentra a nuestra derecha, están los condenados, y entre ellos se puede distinguir algún rey o papa. En la biblioteca se conservan algunos códices con miniaturas de Fra Angélico, donde los edificios en perspectiva, y los detalles de los rostros de los personajes son espectaculares. 
En San Marco Cosme de Médicis (el Viejo) se sentía como en su casa, que por cierto estaba a la vuelta de la esquina. Había surtido la biblioteca de los frailes con valiosos libros y raros volúmenes, recopilados y copiados a mano para él por el erudito Niccolò Niccoli. Para compensar al mecenas se había dispuesto que tuviera dos celdas en las que podía retirarse a meditar, o a orar, o conspirar cuando quisiese.
Pero tal vez el cuadro que todos más conocemos de Fray Angélico sea La Anunciación, ambientada en un claustro muy parecido al del convento. 
En cada una de las celdas de los frailes hay un fresco, pero aquí el estilo es más sencillo, y los colores empleados son más baratos. Es por ello que no hay azul, ni rojo, ni el color oro… era una manera de dejar de lado lo superfluo para adaptarse a la vida frugal de los monjes. Los más ancianos podían elegir el tema que querían, mientras que en las celdas de los más jóvenes solía pintarse una crucifixión, o escenas de la Pasión… eran escenas didácticas. En menos de una semana el fraile tenía pintado su fresco, Fray Angélico además de ser muy bueno, era rápido.    

San Marco, de hecho, se convirtió en un centro cultural y religioso de primer orden, capaz de atraer la atención de las más grandes personalidades de su época. Aquí, por ejemplo, estudió Angelo Poliziano y Pico della Mirandola , legando sus valiosas colecciones a la biblioteca de los dominicos; 

Desde 1869, el antiguo monasterio es la sede del Museo Nacional de San Marcos, donde hoy en día, incluso junto con otras obras, se conserva en su parte central y en algunos paneles laterales, la Pala di San Marco por Fra Angélico, que data de 1440. 

Quiero recordar que en este antiguo convento un fraile dominico, un pelín  rebelde para su época, que era conocido como Girolamo Savonarola, fue Prior durante más de una década. Justo después de haber llegado a Florencia en 1481, justo durante el apogeo del Renacimiento en toda su hermosa gloria y extravagancia. Savonarola se opuso ferozmente al Renacimiento y todo lo que pasó con él, predicando a los florentinos para deshacerse de esos malos caminos, denunciando el arte, el juego, la bebida, las putas, y la ropa cara de la ostentosa familia Médicis. Florencia esencialmente cayó bajo el hechizo de Savonarola, incluso Lorenzo el Magnífico hizo que lo visitara mientras estaba agonizando en su lecho de muerte en 1492. La famosa "hoguera de las vanidades" de 1497 fue el mejor ejemplo de estos ideales,  Savonarola se dedicó a enviar grupos de niños a recoger, puerta por puerta, los mejores y más finos vestidos de los ciudadanos, los cosméticos, los espejos,  los instrumentos musicales, piezas de juego, las obras de los poetas y pinturas "inmorales" o paganas para lanzarlas al fuego ardiente en el centro de la Piazza della Signoria. Incluso las pinturas de Botticelli fueron destruidas, supuestamente por el mismo artista que se sentía tan culpable que los arrojó al fuego por su propia voluntad.


Girolamo Savonarola instauró una teocracia moral en la ciudad, a base encendidos sermones llegó a convertirse en el amo absoluto de la ciudad, tenía atemorizados tanto a ricos como a pobres, e incluso se enfrentará al Papa de Roma, pero al final morirá colgado en una plaza pública y su cuerpo será quemado hasta convertirlo en ceniza. Y como puede ser que un simple fraile se haga con el poder de una ciudad como era Florencia. Muy sencillo el sucesor del Magnífico fue su hijo Pedro de Médicis, un personaje incapaz para casi todo, a veces despiadado, otras violento. Su propio padre lo había calificado como un loco. Después de dos años de un gobierno que hacía aguas por todas partes, decide dar la ciudad de Florencia al rey francés Carlos VIII que iba a Italia a reclamar el trono de Nápoles. Pero Carlos se fue y quedo un vacío de poder que rápidamente fue ocupado por Savonarola, aprovechando la ocasión, claro.
Pero Savonarola fue demasiado lejos. Durante un breve período, se convirtió esencialmente  en el gobernante de Florencia. Uno de sus primeros actos fue hacer que la homosexualidad fuera un delito capital, que se castigaba con la muerte. Envío a muchos florentinos, incluyendo la élite, fuera de la ciudad. El hombre se creció tanto que los florentinos se cansaron de él, al igual que el Papa Alejandro VI, quien estuvo advirtiéndolo de que se estaba sobrepasando en sus quehaceres, hasta que harto del fraile lo excomulgó. Pero al ver que ni con esas, remitía su ímpetu se ordenó su ejecución, que tuvo lugar en la Piazza della Signoria, sobre una pira ardiente, donde fueron encadenados Savonarola y dos de sus seguidores. Sus cenizas fueron esparcidas en el río Arno. En la actualidad existe una placa redonda en la Piazza della Signoria en el mismo lugar de la ejecución, para conmemorar la vida de Savonarola.

Desde la salida del Museo de San Marco, gire a la izquierda y luego la primera a la derecha. El Chiostro dello Scalzo se encuentra a pocos metros a la izquierda, en la Via Cavour, en el número 69. En él hay un ciclo de frescos de Andrea del Sarto que cuenta la historia de San Juan Bautista,  es para muchos su obra maestra.


martes, 3 de febrero de 2015

La Torre del Temple, el barrio judío y varios Hôtels Particuliers pueblan el Marais parisino.


"Paris PlaceDesVosges Ouest" by AlNo (discuter/talk/hablar/falar) - AlNo (discuter/talk/hablar/falar). Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Paris_PlaceDesVosges_Ouest.JPG#/media/File:Paris_PlaceDesVosges_Ouest.JPG
Uno de los lugares que más me gustan de París, y mira que me gusta esta ciudad, es la Place des Vosges. Situada en pleno barrio del Marais es un remanso de paz ante el bullicio de esta gran ciudad. Pero antes de llegar a ella empezaremos por el barrio del Marais, un lugar donde la huella de la Edad Media se halla todavía firmemente impresa en las estrechas y apiñadas calles, flanqueadas por casas venerables construidas en los siglos XVI y XVIII. Su nombre significa marisma, pues eso era precisamente la zona, hasta que en el siglo XII fue drenada por los caballeros Templarios. La Orden de los Caballeros del Temple nació en el siglo XII como sociedad secreta, en realidad eran soldados que se unieron para proteger a los peregrinos que acudían a Tierra Santa. La orden llegó a poseer gran parte de Francia, y estaba encargada de custodiar el tesoro real, hasta que Felipe el Hermoso, mandó a la hoguera a sus líderes y condenó a la orden a la clandestinidad. Ahora tan sólo los nombres de algunas calles es lo que queda del "Enclos du Temple", es decir el recinto del Temple, la que era poderosa fortaleza de los Caballeros de la Orden del Temple. El recinto del Temple estaba situado en la zona que comprende la Rue du Temple, la Rue de Bretagne, la Rue de la Picardie y la Rue Béranger, al sur de la plaza de la República. Toda esta extensión se completaba con varias torres con relojes y un puente levadizo que conducía a la única puerta que daba acceso al Templo (actualmente lo situamos en el cruce de la Rue Fontaines-du-Temple y la Rue du Temple).


Por Moonik (Trabajo propio) [CC BY-SA 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], undefined
Y ¿cómo es que una orden que se encargaba de proteger Jerusalén y a sus peregrinos acabó comprando unos "terrenitos" en París?, la respuesta es sencilla, después de que se acabaran las Cruzadas, y el derrumbe del Reino Cristiano tal y como se conocía por aquellos tiempos hizo que se replegaran primero en Chipre y luego se fueran extendiendo por toda Europa. La enorme riqueza que habían adquirido gracias a los regalos que les hicieron numerosos cristianos agradecidos por sus servicios, les permitió ir adquiriendo propiedades y acelerar el proceso, hasta el punto de que una de las primeras propiedades que compraron en 1139, se encontraba cerca de lo que hoy es el Hôtel de Ville, es decir, el ayuntamiento. 
En el noroeste de la ciudad todo eran zonas pantanosas, un recuerdo del antiguo ramal del Sena que fluía de las alturas de la colina de Bellevile, a los templarios les costó casi un siglo convertirlo en el huerto de la ciudad, para ello se fijaron en los monjes de Saint Martin des Champs, que cien años antes habían secado las ciénagas. Después de haber ganado estas tierras se trasladaron al extremo noreste donde construyeron un complejo fortificado, lo que se conoce como el recinto del Temple. Se ha hablado mucho de los tesoros de los templarios, pero la pura realidad es que se hicieron ricos gracias a los métodos agrícolas que utilizaban, y a un agudo sentido para los negocios desarrollaron un "banco de depósito internacional" que hizo que sus riquezas siguieran en aumento. Al ser tan independientes y ser tan celosamente cautos en cuanto a sus actividades económicas despertaban cierto recelo. Los reyes de Francia aceptaron esta situación hasta que a finales del siglo XIII, Felipe Augusto les confió alguno de sus tesoros, antes de partir hacia la Tercera Cruzada.
En 1254, Enrique III de Inglaterra prefirió alojarse en el Temple que en el palacio del rey San Luis (el actual Palacio de Justicia) cosa que no importo al monarca francés. Pero otro rey, Felipe el Hermoso, uno de los reyes más ambiciosos que plantó cara a la Iglesia Romana y al Papado, no podía tolerar que hubiese un estado dentro de su reino que fuera más rico que él, hay que reconocer que el rey solía pasar apuros económicos.
En 1306 las masas se levantaron en su contra, y el rey aceptó la oferta de los Templarios para alojarse en su recinto, mala idea por parte de los caballeros, pues fue entonces cuando a Felipe el Hermoso se le abrieron los ojos y la codicia ante la inmensa riqueza que poseían. Envidioso como era el monarca empezó a hacer todo lo posible para que cayeran en desgracia, difundió calumnias y rumores traicioneros sobre ellos. Tras un periodo de falsas acusaciones, humillaciones, torturas, juicios y otras barbaridades 54 caballeros templarios acabaron en la hoguera en lo que era la Isla de los Judíos (actualmente sería la parte sur de la plaza Dauphine). La rama francesa de la Orden fue disuelta en 1313, pero no fue hasta el 12 de marzo del año siguiente cuando el Gan Maestro de la Orden, Jacques de Molay, fue quemado en la hoguera en el mismo lugar que los anteriores 54 compañeros, pero esta vez el rey presenció la quema, quería asegurarse con sus propios ojos que de Molay pasaba a mejor vida. Lo que no se esperaba el monarca es que entre tanto sufrimiento tuviera tiempo para predecir que tanto Felipe el Hermoso, como el papa Clemente V morirían antes de acabar el año. Además de pronosticar que la familia real conocería un montón de desdichas. Los que salieron ganando fueron los Caballeros Hospitalarios, una orden que se fundó en Tierra Santa el 1050, para dar la bienvenida y acoger a los peregrinos que llegaban a Jerusalén y que rivalizaban con los Templarios.  Los Hospitalarios se quedaron con todas las posesiones templarias una vez fueron confiscadas por el rey, y se quedaron en el Recinto del Temple hasta la Revolución Francesa, pero fue Napoleón el que disolvió la orden a principios del siglo XIX.
A inicios del siglo XVII, el Marais se convirtió en el barrio aristocrático de París. El
Palacio del Gran Prior del Templo (situado en el cruce actual de la Rue du Temple y la Rue de Bretagne) era la corte de los hijos ilegítimos de la realeza, es decir que los bastardos reales acababan formando una corte paralela. Felipe, duque de Vendôme, cuyos abuelos fueron Enrique IV y Gabrielle d'Estrées, llevó una vida alocada y de desenfreno. La Fontaine también estuvo viviendo en esta corte paralela, tal es así que el prior de la orden le concedió una pensión anual de 600 francos. En esta "corte" se reunían todos aquellos que no tenían nada que esperar por parte del rey, pero que tenían algo que ver con el mismo, sobre todo a través de sus escarceos amorosos.        

Al norte de la actual Square du Temple y en frente del ayuntamiento del distrito III está indicado el lugar donde se alzaba el Torreón de los Templarios, construido en 1265, bajo el reinado de Luís IX. Se trataba de una imponente torre cuadrada de unos 15 metros de lado, con torrecillas de tejado cónico en las esquinas. Con la Revolución la Torre de los Templarios se convirtió en la prisión más célebre de la ciudad. Allí estuvo cautiva la familia real, primero alojados en unas estancias lujosas, para posteriormente meterlos en unas lúgubres mazmorras. 
Collection of the Museum of Ventura County, Private Collection
El Delfín de Francia permaneció encarcelado en ella hasta su misteriosa desaparición en 1795, cuando un cuerpo fue hecho desaparecer y lo enterraron en una fosa común de Sainte Marguerite. El enterrador exhumó el cadáver, lo depositó en los cimientos de la iglesia, creyendo que el muerto era el Delfín. Pero el cuerpo exhumado resultó ser el de un muchacho de unos 18 años, y no del heredero de la corona, que por aquel entonces contaba con 10 años de edad.
Pero antes de estar cautivo en la Torre, Luís XVI solía llamar al Gran Prior de la orden "mi primo el abogado" se rumoreaba que solía guardar miles de anillos en sus cajones, y que eran los recuerdos de despedida de cada una de las amantes que había repudiado. Su favorita era la condesa de Boufflers, a la que apodaban "el ídolo del Templo" y que reinaba en esta corte paralela. Por esta "corte" se pasó un buen día un crío de unos 10 años, era su segunda visita a la ciudad, y era conocido como Wolfgang Amadeus Mozart. Este momento quedó inmortalizado en un cuadro, donde se le ve tocando el clavicémbalo delante de un publico un poco disperso...
Collection of the Museum of Ventura County, Private Collection
En ese mismo salón plasmado en el cuadro, en agosto de 1792, se celebró una magnífica cena cuyos huéspedes eran nada más y nada menos que la familia real que junto a su séquito fueron tratados con cortesía durante esa falsa celebración, pues técnicamente eran prisioneros de la Comuna de París. Una vez acabada la cena Luís XVI, Maria Antonieta y sus dos hijos fueron encerrados en lo alto de la Torre del Temple. El resto del séquito femenino fue trasladado a la Cárcel de La Force, una de las más duras y de la que los parisinos no sabían de su existencia.
Después de todo el tiempo que estuvo encerrado, una carreta partió de la Torre hacia la guillotina, que estaba colocada en la plaza de la Revolución (actualmente la Plaza de la Concordia). A la reina la llevaron a la Conciergerie el verano siguiente, el Delfín murió en la Torre del Temple en un oscuro calabozo. Sólo se salvó la princesa, que se exilió en Austria con la familia de su madre.          

Después de la Revolución Francesa, Napoleón decidió arrasar por completo la Torre del Temple, quería impedir que los Realistas (los pocos que quedaban fieles a la monarquía) lo convirtieran en un santuario. La iglesia y el cementerio corrieron la misma suerte. Sólo se salvó el Palacio del Gran Prior, lugar en que la Princesa Real, cuando regresó de su exilio decidió plantar en el lugar un sauce llorón en recuerdo de su familia. Posteriormente el lugar se usó como Ministerio de la Religión cuando estaba Napoleón al mando, durante la Restauración se convirtió en un convento, y más tarde, durante la Segunda República acabó siendo un cuartel militar. En 1853 el emperador Napoleón III decide encargarle al Barón Haussman que transforme y modernice la zona, y es así como nos llega hasta nuestros días.


Esta zona puede considerarse como el barrio judío de París. En el siglo XIII el rey Felipe Augusto hizo trasladar al Marais a toda la comunidad hebrea que vivía junto a Nôtre Dame. Por aquel entonces el Marais quedaba fuera de las murallas de la ciudad. Allí permanecieron hasta su deportación por los nazis. Los hechos del pasado no pueden olvidarse, ni deben, es por ello que aún pueden verse los letreros de las tiendas regentadas por judíos, semi borrados... El 16 de julio de 1942 la policía francesa detuvo a todos los ciudadanos del distrito, sin diferenciar si eran hombres, mujeres o niños, y los envió a los campos de concentración alemanes.
Volviendo atrás en el tiempo hay que recordar que en el siglo XV es cuando empezó a ser un distrito residencial de moda para la aristocracia, alcanzando la gloria en el siglo XVII, cuando se llenó de numerosas mansiones. Aquí es donde podemos contemplar el típico hotelito francés, con un patio en la parte delantera y un jardín formal en la trasera. En la Rue Volta, número 3, se encuentra la casa más antigua de la ciudad, construida allá por el año 1300. La segunda más antigua se sitúa en el número 51 de la Rue Montmorency, es del 1407 era una casa de caridad, (actualmente es el Auberge Nicolas Flamel, monumento histórico y posada desde 1407).
"House of Nicolas Flamel June 2008" by Thiebes at en.wikipedia. Licensed under CC BY 3.0 via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:House_of_Nicolas_Flamel_June_2008.jpg#/media/File:House_of_Nicolas_Flamel_June_2008.jpg
Esta casa es donde Nicolas Flamel  y su esposa Pernelle, recibían a personas sin hogar y pobres, y los alojaban a cambio de que rezasen algunas oraciones así lo explica la placa que hay sobre la cornisa.
Bajando por la Rue des Archives hacia el Sena, llegaremos a la entrada principal del Hôtel de Soubise. Pero antes hablemos un poco de esta calle, pues se la suele conocer por "la calle donde fue hervido Dios". La historia data de 1290, cuando un prestamista cortó una hostia con un cuchillo, ante su sorpresa la hostia comenzó a sangrar, ante lo cual el hombre asustado, la arrojó a un caldero de agua hirviendo que al instante se volvió roja. El desgraciado fue detenido y quemado en la hoguera por hereje, y en el lugar donde vivía se erigió una iglesia. Alrededor de la cual creció el monasterio de Carme-Billettes . Actualmente es un templo luterano y posee el único claustro medieval completo de París con un techo abovedado.
El Hôtel de Soubise se lo conoce por muchos nombres, dependiendo del dueño del momento. En 1371 Olivier de Clisson, Condestable de Francia construye una mansión fuera de la muralla de Felipe Augusto. De 1420 a 1435 el hotel fue confiscado por los británicos y pasó a ser la residencia de Thomas de Lancaster. Cuando los británicos se fueron pasó a manos de la familia Albret, que poco después lo vendería a Francisco de Lorena, Duque de Guisa, que viviría en él junto a su esposa Anne d'Este (hija de Luís XII). Pasan los siglos y en el XVII María de Guisa, la última de la estirpe muere sin descendencia directa, entonces es cuando el palacio pasa a manos de la Princesa de Condé y de la Duquesa de Hannover, unas familiares lejanas. Estas dos se ponen de acuerdo para venderlo en 1700 al Príncipe de Soubise  y a su esposa Anne de Rohan-Chabot por lo que sería ahora unos cinco millones de euros. François de Rohan, príncipe de Soubise, lo compró gracias a la financiación del mismo Rey Sol, posiblemente para agradecerle que llevara tan bien los cuernos que el rey le ponía con Madame de Rohan.
Tras la Revolución Francesa y lo que conllevó, en 1808 Napoleón decide que el Hotel de Soubise acabe albergando los Archivos Nacionales. Es famoso por su patio de honor en forma de herradura, está circundado por un pórtico de columnas, las salas de la primera planta mantiene la magnífica decoración original, una obra maestra del estilo Luís XV. La entrada está por la Rue des Franc Bourgeois y os recomiendo entrar, no para que buceéis en los archivos nacionales franceses, sino para que os toméis un respiro en los magníficos jardines que hay escondidos entre el Hôtel de Soubise y el Hôtel de Rohan. No se ven desde la calle, el acceso es a través de la Rue des Franc Bougeois o por la Rue des Quatre-Fils en este link tenéis más información y en este vídeo podéis hacer una visita virtual.
Siguiendo por la Rue des Franc Bourgeois llegaremos a la parroquia de Nôtre-Dame des Blancs-Manteaux yo de momento no he tenido el placer de visitarla, pues cuando he pasado por allí no la he encontrado abierta, pero en el próximo viaje no me la pierdo. Unos pasos más allá, a la derecha encontraremos la entrada a otro jardín donde descansar, lleva el nombre de Charles-Victor Langlois, el Director del Archivo Nacional, el hombre que preservó de su ruina el Hôtel de Rohan, es uno de los jardines ecológicos que hay en la ciudad.
Esta calle es bastante larga, cuando veáis un edificio en cuya esquina sobresale una torre de guardia, pertenece al Hôtel Angouleme Lamoignon. Es de estilo renacentista, construido sobre un antiguo terreno que pertenecía al monasterio de Santa Catalina (si buscáis encontréis las siglas SC grabadas en alguna pared, esas siglas nos recuerdan a los dueños de la parcela) en 1584 por deseo de Diana de Francia, hija legítima de Enrique II y Filippa Ducci (una de las amantes del rey). A su muerte lo lega a su sobrino Carlos de Angulema. Entre los visitantes y moradores de este hotel encontramos a Madame de Sévigné, a Boileau, a Jean Racine, a Bourdaloue, a Regnard... En el siglo XIX el nuevo dueño empezó a poner alambiques y se convirtió en una destilería. En 1928 la ciudad de París compró el Hôtel y lo restauró para posteriormente alberga la Biblioteca Histórica de la Ciudad de París.

Por hoy nos quedamos aquí, aún nos queda mucho por ver de este "quartier", hay mucha historia en esta zona de la ciudad, y hay que tomárselo con calma y poco a poco, como un buen vino hay que saber disfrutarlo para que no se nos suba a la cabeza...